La historia de Ignacio Ara Lasaosa es fascinante y muestra su notable carrera como boxeador. Nacido en Sigués, Huesca, en 1909, tuvo que enfrentar la adversidad económica de su familia, llevándolos a cruzar la frontera hacia Mauleón, una localidad francesa con una próspera industria de alpargatas. Después de la I Guerra Mundial, regresaron a España, pero eventualmente volvieron a Francia.

La vida de Ignacio tomó un giro interesante cuando, a la edad de catorce años, fue enviado a París como aprendiz de cocina. Aunque inicialmente se descartó la idea de convertirse en pelotari debido a la oposición de su padre, su destino lo llevó al mundo del boxeo.

Su debut en el ring ocurrió de manera inesperada cuando, en una pelea en el campo de Atocha, reemplazó a un boxeador enfermo y derrotó a su oponente italiano en el primer asalto. Este momento marcó el comienzo de una carrera impresionante, con sus primeros 36 combates ganados por K.O.

Ignacio Ara Lasaosa decidió expandir sus horizontes y se trasladó a Nueva York, donde continuó cosechando éxitos. Su carrera lo llevó también a La Habana, donde derrotó a campeones locales y estadounidenses. Sin embargo, una lesión en la mano durante un entrenamiento lo llevó de vuelta a España.

Después de recuperarse, obtuvo el título europeo de los pesos medios en Francia al vencer a Karl Neubauer. A pesar de ganar una pelea por el título mundial, los jueces favorecieron al oponente francés Thill en tres ocasiones distintas.

Ignacio no se rindió y continuó su carrera internacional, peleando en países como Chile, Brasil, Uruguay, Perú y Argentina, donde ganó reconocimiento como «el catedrático» debido a su agilidad y clase excepcionales en el ring. Se retiró a los 37 años después de 314 combates.

Una anécdota curiosa es que su característica nariz rota no fue el resultado de un combate, sino que ocurrió mientras jugaba al fútbol en su pueblo. Después de retirarse, dedicó su tiempo a entrenar a jóvenes promesas, compartiendo su vasta experiencia en el boxeo. La vida de Ignacio Ara Lasaosa es un testimonio de perseverancia, éxito y dedicación al deporte.